Este día específico dedicado a las mujeres trabajadoras se debe a un trágico suceso que ocurrió en los Estados Unidos, en el año 1857. El día 8 de marzo de ese año, las mujeres que trabajaban en una fábrica textil de Nueva York, resolvieron parar de trabajar como protesta a sus precarias condiciones de trabajo. Esa era la primera vez que las mujeres se unían para reivindicar mejoras laborales y, por lo tanto, sus derechos.
Ellas pedían la reducción del horario de trabajo diario, que era de 16 horas, a 10 horas diarias. Además, por trabajar esas horas, ellas percibían apenas un tercio del sueldo que recibían los hombres. Pero la rebelión fue contenida de forma violenta, culminando con la muerte de 129 trabajadoras, carbonizadas dentro de la fábrica. Años después, en 1910, durante una conferencia internacional de las mujeres realizada en Dinamarca, surgió la idea de crear una fecha específica para homenajear a las operarias muertas en la fábrica textil. Y así fue como en 1975, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) decidió decretar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
El valor de la mujer trabajadora en la sociedad
Los pasos hacia el reconocimiento de la mujer en el ámbito laboral son lentos, pero avanzan. Desde que nació la necesidad de establecer valores femeninos dentro de la sociedad, el papel de la mujer ha crecido, aunque lentamente, en todos los sentidos. La mujer actual se hace respetar, valorar y ocupa ya espacios en la sociedad antes inimaginables. Pero aunque la mujer haya subido escalones cada vez más altos, todavía sigue siendo perseguida por la discriminación, por el machismo y, por si eso fuera poco, la mujer es aún víctima de agresiones sexuales y de la violencia de género.
En India, las mujeres todavía son moneda de cambio en transacciones familiares y, en Pekín, la ONU ha establecido desde 1995, un compromiso de lucha por la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Se trata de un marco para poner fin a la discriminación de la mujer, en sectores como la salud, la educación, el empleo, la participación política y los derechos humanos. Algo se ha conseguido, pero el debate aún continúa y parece que es interminable.
Felicidades a todas las mujeres que siguen luchando por sus derechos. Os animamos a que sigáis creyendo en vuestros propios valores y en el derecho de libertad que TODOS tenemos.
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