Un estudio llevado a cabo con 152 veteranos de guerra de
Vietnam que sufrieron daños cerebrales ha permitido crear el primer mapa de la
inteligencia emocional, es decir, de la capacidad de reconocer nuestros propios
sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente
las relaciones que sostenemos con los otros.
El estudio revela que
la inteligencia general - o "universal"- y la emocional están
bastante solapadas, tanto en el cerebro como en el comportamiento en la vida cotidiana.
Así, las puntuaciones más altas en pruebas de inteligencia general se
corresponderían con muestras de estar dotado de inteligencia emocional.

“Históricamente la
inteligencia general ha sido considerada aislada de la inteligencia social y
emocional; pero ahora tenemos la demostración que la inteligencia humana
también depende de cómo interactuamos con otras personas”; sugiere Barbey,
haciendo referencia a que ambos tipos son interdependientes a nivel cerebral en
una mente sana. “Somos seres sociales, y además de las habilidades cognitivas
necesitamos aplicar habilidades a situaciones sociales para poder entender a
los demás y movernos en la sociedad en la que vivimos”, puntualiza el
investigador
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