martes, 5 de marzo de 2013

¿Somos capaces de motivar a nuestros alumnos en el sistema educativo actual?

Muchos docentes hemos escuchado alguna vez la típica frase: -¡Los alumnos no saben nada, no tienen interés en aprender y ni siquiera escuchan lo que decimos en clase ! Parece que el único interés que ellos tienen es estar entre sus pares conversando, saliendo, bajando música en la computadora o chateando por Internet.

¿Qué es lo que pasa? ¿Será sinceramente que no les interesa nada, o que no les interesa lo que los docentes, o más aún, lo que los adultos en general queremos transmitirles?

Es muy importante averiguar que está sucediendo si queremos que la educación que impartimos sea de utilidad para estas nuevas generaciones, presente y futuro del siglo que comienza.

¿A qué llamamos aprender?

Robert Gagné define aprendizaje como: Motivación imprescindible para nuestros alumnos

David Ausubel, (Nueva York , 1918) trabajó durante toda la década del 60 
tratando de elaborar un concepto de aprendizaje significativo. Así determinó que, un aprendizaje es significativo cuando puede relacionarse con lo que el alumno ya sabe, teniendo en cuenta que el nuevo conocimiento adquiere significado para el sujeto a partir de su relación con conocimientos anteriores. Por lo tanto, es fundamental en el proceso educativo conocer y aceptar lo que el alumno ya sabe, para a partir de ahí comenzar a incorporar nuevas ideas que se relacionen con las ya integradas por este.

Partir de las experiencias, hechos u objetos que el alumno comprende o reconoce es muy importante si queremos que el proceso educativo sea exitoso. Escuchar loas experiencias de vida del alumno, lo que éste quiere transmitirnos constituyen un hecho fundamental en dicho proceso.

Para que esto de resultado debemos tener en cuenta dos tipos de condiciones:

Externas o relativas al material que presentamos:

A-El material que presentemos tiene que ser lógico, coherente, tener significado en si mismo. Palabras sueltas, números, sílabas, dificultarían la adquisición permanente de conocimiento .Debe ser creativo,capaz de adecuarse a las características propias del alumno y y lograr su interés.

B-Vocabulario adaptado a la maduración del alumno.-De nada sirve brindar grandes teorías, o conceptos científicos si el alumno no comprende lo que queremos decir. Debemos tener la seguridad de que nuestras palabras sean capaz de motivar al alumno ,de integrarse a su personalidad , de crear en él una necesidad por seguir aprendiendo .Y eso solo se logra mediante la aplicación de conceptos significativos.

Internas o relativas al alumno:

1-El alumno debe tener una estructura cognitiva preparada para recibir el nuevo material. Ausubel entiende por estructuras cognitivas al conjunto de ideas que un alumno tiene respecto a un determinado campo de conocimiento, y especialmente la forma como los organiza. Tiene que desarrollar la capacidad para relacionar las ideas ya adquiridas con los conocimientos nuevos.

2-Predisposición favorable hacia la comprensión. El alumno debe tener interés y necesidad por aprender, debe encontrarse motivado para que la adquisición de conocimientos sea beneficiosa y accesible. Debe ir desarrollando un aprendizaje autónomo, de tal forma que pueda seleccionar aquellos conocimientos más 
importantes para el e integrarlos a su personalidad.


¿Existen fórmulas mágicas para motivar a nuestros alumnos?

La respuesta es no .Pero si existen una serie de requisitos que debemos tener en cuenta si queremos lograr un aprendizaje significativo, que conduzca a los jóvenes a un gradual aprendizaje autónomo.

Entre ellos encontramos:

Interés en la asignatura-

Debemos crear en los alumnos un interés genuino hacia la asignatura que estamos brindando, que sepan captar su importancia y perciban la utilidad que esta tiene. Para esto, debemos tener nosotros un convencimiento claro y entusiasta de la utilidad de lo que queremos transmitir .Un docente que es capaz de vibrar en su clase, es un docente motivador de la misma.

Dar confianza al alumno, brindarle una atmósfera de tranquilidad y alegría, donde se planteen situaciones que este pueda resolver con éxito, para que sepa que es capaz de aprender.

Nada hay más motivador que darnos cuenta de que nos vamos superando en forma permanente. Esto no quiere decir mentir un éxito que no existe, sino crear gradualmente el tipo de situación adecuada a nuestros alumnos para que sean capaz de resolverlas.

Valorarlos, conocerlos, respetarlos, hacerles saber que cada uno de ellos, con sus características propias es importante para el grupo. Las ideas de cada uno deben ser escuchadas, y los errores cometidos deben servir de base para la integración de los conceptos adecuados en relación a la situación planteada.

Jamás desvalorizar a un alumno por su opinión, o por sus limitaciones, o correremos el riesgo de que no quiera volver a participar, y lo que es peor, que abandone el aprendizaje En una palabra: darles amor.

Crear actividades donde se planteen situaciones reales y reconocidas por los alumnos, de tal manera que puedan conectar los nuevos conocimientos, con sus propias experiencias o conocimientos ya adquiridos. Jamás darle el conocimiento elaborado, más bien motivarlo a descubrirlo.

Ser organizado-La mayoría de los estudiantes responden mejor cuando el docente brinda un curso conectado en forma lógica, bien planteado, y ven que las metas propuestas se van alcanzando.

Ser lo más justo posible, tratando de dar a cada alumno lo que le corresponde según lo que hace. Ayudar e incentivar al que más le cuesta, pero sin dejar de lado al alumno más eficaz.

Podemos lograr que nuestros alumnos aprendan, que el contenido educativo que ofrecemos sea integrado y aceptado por ellos como algo natural. Podemos también captar su interés si demostramos una conducta entusiasta e interesada en aquello que queremos enseñar, si tratamos de encontrar los canales y 
mecanismos adecuados a ellos. Hasta el más reacio de los alumnos es capaz de aprender si nos acercamos a él de la manera correcta, respetando sus peculiaridades e incentivándolo al progreso.

Aquellos que amamos la docencia y le dedicamos una gran parte de nuestra vida deberíamos tener en cuenta los siguientes objetivos: Ser capaz de desarrollar en nuestros educandos un gusto permanente por aprender así como, lograr que consideren a la educación no como un castigo sino como un premio, y que se logren 
transformar en ciudadanos responsables y tolerantes con importante juicio crítico.

En definitiva, crear personas seguras y participativas, dignas de vivir en una sociedad democrática.




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